Heredero de la Alquimia ha sido para mí un gran descubrimiento. No suelo leer mucho de fantasía heroica, pero quizá haya que ir cambiando de hábitos.
David Mateo tiene siete novelas en el mercado, y más que están por venir. Tiene tablas en esto y se le nota. Ahora entiendo cuando se le anuncia como uno de los grandes escritores de género de nuestro país, y eso que huyo de ese tipo de etiquetas porque suelen ser pasto de bestsellers y más falsas que una moneda de tres euros.
Que conste que no alabo a David Mateo por ser mi amigo, que lo es, sino porque su historia me ha calado hondo, muy hondo. A estas alturas de la vida tengo el derecho a no casarme con nadie.
¿Por dónde empezar? ¡Los protagonistas! Los protagonistas de esta historia son Neferet y Akbeth, maestra sunu y alumno; aunque a lo largo del viaje que emprenden se les sumarán muchos más. Es admirable como David Mateo ha elaborado unos personajes tan bien perfilados, cómo ha logrado definir tan bien las relaciones entre ellos, sus religiones dispares, o sus caracteres incompatibles, y dar un doble fondo a la historia. Es decir, hay una historia principal, que es la búsqueda del Alquimista y de la Piedra filosofal y que está llena de aventuras, giros inesperados y peligros más que frecuentes, pero también hay otra historia entrelíneas que nos habla de fidelidad, de creencias y fe. Una historia de amor entre pupilo y Maestra, pero no de amor de cama con dosel, sino amor de pura admiración, de respeto y gratitud.
Neferet representa la fuerza, la confianza, la sensualidad, la inteligencia y Akbeth la entrega, el ímpetu, la duda y la precipitación. Unos caracteres, como dije antes, diferentes, que chocarán a lo largo de la historia.
¡Y qué historia! Un viaje cargado de peligros que llevará a los personajes a pasar por ciudades como Sodoma y Gomorra, Soar o Jericó y a tratar con todo tipo de personas, desde reyes traicioneros hasta mercenarios, desde trolls hasta ninfas con tal de desentrañar el misterio del Alquimista. Narrado todo con una prosa que maravilla y deja embobado, con unos diálogos elaborados y con una tensión in crescendo que te deja pegado a la novela hasta devorar sus casi setecientas páginas. Porque el viaje se oscurece a lo largo de la historia, y vaya si se oscurece… por momentos creía que me encontraba ante una novela de terror. Y no solo terror de vísceras y decapitamientos, que los hay, sino el más puro terror psicológico utilizado por los grandes.
Ojo, no solo voy a hablar de lo bueno, que es lo que predomina. En la parte negativa diría que hay algunas palabras, sobre todo insultos, que al ser tan contemporáneas me chirriaban un poco. Pero nada que quite brillantez a todo lo demás antes expuesto.
En definitiva, para mí, Heredero de la Alquimia ha sido un gran descubrimiento para empezar el año. Entiendo y comparto la opinión del gran Javier Negrete: <<No había disfrutado tanto de la combinación de historia legendaria, magia y fantasía desde los relatos de Conan.>>