Aunque no sean seriales, ni tengan continuidad, dentro de sus posibilidades, el buen lector nunca deja de lado ciertas obras. En especial, si son títulos fácilmente digeribles, con buena calidad, un tema que a uno cada vez le gusta más (¿la edad?) y sobre todo, si además de todas estas virtudes gozan con la cualidad de ser llevaderas. Es decir, capaces de ser leídas en cualquier… (y digo cualquiera) de los lugares posibles para leer. Es lo que me ocurre con estos tomitos que ECC Cómics sigue publicando sobre la magna obra del spaguetti-western en cómic como es Ken Parker; que uno es capaz de: en el metro, salas de espera o incluso a la espera de que salgan los niños del cole o en cualquier tiempo muerto que se precie; uno (o yo y así no generalizo demasiado), es capaz de disfrutar de estas historias. Y es que
se disfrutan tanto y se leen tan rápidamente que hoy no me queda otra que reseñaros dos tomitos a la vez. Es fácil. Cayeron a la vez.
Dos tomos, cuatro títulos. Dos volúmenes que contienen los números #11 y #12 de Ken Parker, publicados originalmente entre los meses de junio, agosto, septiembre y noviembre de 1979. En estos episodios, Giancarlo Berardi formó equipo creativo con el también guionista Maurizio Mantero y con los dibujantes Bruno Marraffa (Mister No) y Giancarlo Alessandrini (Martin Mystére), ensanchando los límites de una leyenda del Oeste. Y a su precio, yo digo: ¿se puede dar más por menos?
Justicia Divina nos traslada a Lawton, Oklahoma, donde conocemos que Alice Mclean ha sido asesinada y todas las flechas apuntan como sospechoso al soldado Lyman Ames. Como es habitual en estos casos, Parker se cruza en la intriga y su investigación tensa las relaciones entre la pequeña comunidad ganadera y un fuerte cercano. Revelando un secreto del que Ken Parker será testigo.
El Día en que Ardió Chattanooga es una de las historias que más me han molado. Y eso que ya llevo unas cuantas a mis espaldas. Todo sucede con esos buenos robos de bancos que tienen los westerns, no obstante, a la misma vez, se da un incendio en el pueblo y esto hace que la atención se desvié hacia el fuego. ¿Un mal mayor o un mal menor intencionado? ¿Hay que arrimar el hombro contra los atracadores o contra el incendio? Una muy buena historia.
El tomo número #12 abre con La Reina del Misuri. Una trama donde ves que los años van pasando y que el personaje crece…, junto a ti si lo vienes siguiendo desde el tomo uno, claro. Su nomadismo, su eterno viajar, lleva a Ken Parker hasta las aguas del Mississippi y a encontrarse con el “Missouri Queen”, un barco a vapor que pese a navegar aguas tranquilas, a bordo lleva una enorme entre sus tripulantes. Un lío en el que Parker no le queda otra que mediar.
En las Tierras de Montana es el punto más lejano donde he visto a Parker actuar. La llegada a un rancho con una trifulca (qué raro), el rancho de los habitantes Doble T. Un lugar al que curiosamente llega nuestro protagonista llevado tras una estampida de caballos. La llegada a un estado de puro western, semienterrado entre las Montañas Rocosas, con un apodo sobre todo los demás (Treasure State) que hace presagiar, lo que vienen aquí buscando ciertos maleantes.
Ken Parker cumpliendo cuatro décadas y siendo recuperado así cada titulo. El día que un tomo de Ken Parker no me guste os prometo que lo sabréis. Pero hoy no es ese día. Y aunque siempre aprovecho para reivindicar que se hubiera merecido una edición de todos sus números, uno a uno, en tamaño cómic europeo, a color y a poder ser económicos; tampoco desmerezco estas ediciones de ECC tan llevaderas y degustables a su modo. Dije, digo y seguiré diciendo que es una de las mejores obras de la historia del noveno arte. Además, de la extensa galería de artistas italianos que me ha descubierto.