Es curioso ver como algunas historias buenas no llegan al gran público debido a la poca publicidad, en especial, por no pertenecer al mainstream. Autores que tal vez en sus paises sean muy conocidos, casi consagrados, pero que fuera de allí, sólo los más vezados en el mundo de la literatura o el cómic, saben de él. Las historias de Seth son para mí el ejemplo claro.
Seth es el pseudónimo de Gregory Gallant (1962) un guionista y dibujante canadiense que actualmente vive en Guelph. El primer trabajo publicado por Seth fue como ilustrador de la serie Mister X para la editorial Vortex Comics. Su propia serie fue Palooka-ville publicada por Drawn and Quaterly. En un momento ideal en que en Canadá empezó a vivir cierto auge de minicómics alternativos, Seth despuntó. Al igual que otro grande como Chester Brown, Seth comenzó a publicar una serie de historias autobiográficas, guiones protesta y cuentan los sabios del lugar que al ser dichos autores amigos, molaba ver como aparecían unos en las historias de los otros.
Seth descubre una gran afinidad por las caricaturas del New Yorker, y los empieza a coleccionar. Es lo que le gusta leer, lo que le gusta tener, lo que quiere hacer en su vida creativa. Empieza a participar así en antologías de cómic underground, cuando se topa con la obra de Kalo, cuyo trabajo es oscuro y del que se sabe poco, le encanta. Seth se hace seguidor acérrimo, hay química, hace lo que él quiere hacer, se dedica a tiempo completo a encontrar todo lo que Kalo produjo. Además, Kalo era canadiense, de Ontario, como él. Se obsesiona con averiguar todo lo que sea y viaja a la ciudad en la que murió para aprender todo, del que considera uno de los más grandes. Y algo bueno llegó a encontrar pues a partir de entonces todo lo que Seth creó era publicable. Historias en principio del día a día, autobiográficas muchas, pero con esencia. En Palooka-Ville narró la crónica de su vida diaria de artista. Su novela gráfica La vida es buena si no te rindes, una historia que proclamaba a los cuatro vientos ser autobiográfica y que en realidad, no lo era, fue un éxito de ventas. Ventiladores Clyde narraba las andanzas de dos hermanos en el negocio de la venta de ventiladores. La novela gráfica Wimbledon Green, acerca de un excéntrico coleccionista de tebeos, fue publicada en 2005 y gustó mucho a la critica. De septiembre de 2006 hasta marzo de 2007, serializó George Sprott (1894-1975), para el New York Times Magzine. De la que poco después se editó una novela gráfica. Pero Seth es especialmente conocido por su diseño de la recopilación de Peanuts, la tira clásica de prensa del gran Charles M. Schulz, con la que ganó un Eisner. ¿Su virtud? Crear y dibujar temas basados en la cultura popular de mediados del siglo XX. Historias que muchos hemos vivido de un modo u otro.
La siempre recomendable editorial Fulgencio Pimentel cuenta con títulos inencontrables en la tierra de conejos, así como por su alta calidad con las ediciones. Nos trae esta joyita con dos historias publicadas entre 1991 y 1993 (antes de que Seth alcanzara la fama), dos historias que permanecían inéditas en español.
Un verano en las dunas cuenta una historia de amor de un tipo algo acomplejado que trabaja en un restaurante cercano al mar. El amor imposible, la vida de los que te rodean en el trabajo que te ha tocado vivir y una lucha por salir de un pozo cada vez más oscuro. Dichosa la hora cuenta a modo de anécdota (o de relato explicativo pues parece que es el mismo autor quien se lo cuenta a un psicologo), un suceso en la juventud de Seth, cuando pretendía destacar llevando una larga melena rubia teñida y un grupo de ineptos le increpa por la calle por su posible homosexualidad.
Guiones que dicen mucho con muy poco. Un fiel reflejo del intento de ser adulto lo antes posible. Una meta que después odiamos. Es increíble ver como dos historias escritas hace más de veinticinco años parecen escritas ayer. Seth es uno de lo grandes por algo. Frescura y realidad. Un Eisner, un Harvey y dos Ignatz en su haber no es casualidad. Un nuevo titulo de Seth publicado siempre es motivo de alegría. Siempre que lo conozcas. Pues eso será señal de que amas todo lo que hace.