¿Terror y humor unidos de la mano?
Aunque pueda parecer un poco extraño, esta fusión de géneros funciona a las mil maravillas en esta antología que recién acabo de leer. La banda sonora ha sido puro sarcasmo: demasiadas notas infamantes que le han dado a esta tercera entrega un toque diferente a cuanto había leído con anterioridad.
Diez cuentos, la mayoría con mucho humor negro, que quede bien recalcado, pero al mismo tiempo, sus historias son tan espeluznantes que la risa se convierte en susto nada más comenzar el siguiente párrafo.
Lo he pasado bien leyendo cada uno de ellos. Me he encontrado con una lectura gratificante. Ya me desternillaba de risa apenas empecé a leer el prólogo: todos esos insultos al coordinador mediante mensajes que los colaboradores se enviaban durante el tiempo que duraba la elaboración. Había buen rollito y así quedó plasmado en los relatos que a continuación paso a detallar:
Hoy no me puedo levantar, de Pilar García Sánchez.
En una despedida de soltera se ha desatado un Apocalipsis zombi. La protagonista de esta historia queda atrapada debajo de un hombre corpulento con la única compañía de una canción y de unas criaturas que ansían su carne…
Dulce condena, de Azucena Jiménez Muncharaz.
Verónica no sabe por qué su hermano Manu, el párroco de la localidad, se ha suicidado en su propia iglesia. A veces es mejor no descubrir la verdad…
No disparen al pianista, de José Martín Ramiro.
Mike, Jake y Manuel son perseguidos por una tribu de sioux cuando, de manera fortuita, piensan ellos, un pueblo aparece en medio de la nada. Pronto se darán cuenta del error que han cometido…
Duérmete niño, de Roberto Jiménez Muncharaz.
Un relato espeluznante sobre niños y monstruos con sorpresa final. El nacimiento de un hijo es siempre algo maravilloso, pero Roberto comprobará que a veces es mejor dejar las cosas tal cual…
Una venganza planificada, de Valverdikon.
Una buena historia oscura de venganza. Queda una hora para el año 1883. Todo está preparado para que Bassily Sornav pruebe el nuevo diseño del carillón. Pero su melodía no es del agrado del alcalde del pueblo, quien no duda en condenarle…
Cantamonas, de Pilar García Sánchez.
Juan tiene que acompañar a su hijo Jr al circo, algo que odia desde que apenas era un crío. Cuando se suba el telón y comience el espectáculo, su odio aumentará al ver a los seres que están sobre el escenario…
Melodía para el fin del mundo, de Álvaro Fuentes García.
Un militar de las GEOS es uno de los afortunados supervivientes a un Apocalipsis creado por una lluvia de fuego. Ahora, los demonios habitan en este mundo. Pero no todo está perdido, el hallazgo de un sacerdote podría darles un mínimo de esperanza…
Aprendiendo para crecer, de Macabea.
El protagonista de esta historia ha encontrado trabajo como ayudante del sepulturero de la localidad. Lejos han quedado los días de mendigar en la puerta del supermercado. Y de pasar hambre…
La huida final, de Antonio García Sánchez.
Un terrorista talibán infecta a todo el personal de una mina, convirtiéndolos en zombis. John, un técnico de prevención, ha conseguido salir ileso del ataque, pero una horda de zombis le sigue el rastro…
Dos y dos son cuatro, de Valverdikon.
La locura llevada a límites insospechados. Una historia de desmembramientos acompañada de un dichoso sonsonete…